[..] Por muy apegados que estemos a las cosas de esta vida, no hay forma de retenerlas. La juventud, con todos sus placeres, pasa rápidamente; y el vivir hasta los cien años sin una práctica espiritual sólo servirá para prolongar el sufrimiento de la vejez. Mientras tu mente permanezca contaminada por las ocho preocupaciones mundanas, no esperes que el estudio, la reflexión y la meditación te conduzcan a la liberación. Las metas mundanas carecen de finalidad y valor. Si por el contrario practicas con la idea de alcanzar el despertar para beneficiar a todos los seres, aspiras a la más noble y valiosa de todas las metas: la bodhicitta, la esencia de todos los caminos, el único dharma que los consigue todos. [..]El tesoro del corazón de los iluminados, Dza Patrul.
- La esperanza de ganancia
- El temor a la pérdida
- La esperanza de placer
- El temor al dolor.
- La esperanza de renombre, fama o gloria
- El temor al anonimato o deshonra
- La esperanza de alabanza o elogio
- El temor a la difamación, censura o critica
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